Sueño

SUEÑO: FUNCIÓN BIOLÓGICA


El sueño (del latín somnum) es un proceso fisiológico, heterogéneo, activo y rítmico, descrito por algunos autores como un estado de inconsciencia, del cual se
puede despertar por estimulación sensorial, y aparece en alternancia al estado de vigilia en periodos de 24 horas.
Es parte del ritmo circadiano; afecta y es afectado por múltiples procesos fisiológicos, psicológicos y del entorno. Su ocurrencia toma la tercera parte de la vida del hombre y su privación tiene graves efectos; ello le confiere una importancia aún no bien comprendida.


El estado de reposo uniforme del cuerpo, característico del sueño, muestra una baja actividad fisiológica -pulso, presión arterial y respiración- la cual, sin embargo, recupera un nivel similar a la vigilia en la etapa del sueño REM, movimientos oculares rápidos; las personas despertadas en ella recuerdan haber soñado. Las modificaciones de los parámetros electrofisiológicos registrados en la polisomnografía permiten definir los estados del sueño y sus anomalías.




Sueño REM, NO REM y vigilia


El registro de la actividad electroencefalográfica ha permitido realizar una clasificación de los estados de vigilancia en mamíferos: vigilia y sueño. El sueño se ha dividido en dos grandes fases:
la fase de sueño con movimientos oculares rápidos (REM, del inglés
rapid eye movements) y la fase sin ellos (no REM).

La vigilia se caracteriza por un ritmo de actividad eléctrica cerebral rápida y de bajo voltaje; se puede registrar actividad tan rápida hasta de 40 Hz (ritmo γ), el cual puede interrumpirse por estímulos auditivos. Este ritmo se supone que está generado por la actividad del asa corteza cerebral-tálamo-corteza cerebral. Hay movimientos oculares coordinados, se observa la presencia de tono muscular y una clara interacción del sujeto con su medio externo .

El sueño no REM se caracteriza por una disminución en la velocidad de la actividad eléctrica cerebral, llegando a ser lenta y de gran amplitud, por lo que se conoce como sueño de ondas lentas. Hay ausencia de ritmo γ (aunque la estimulación auditiva puede provocarlo), el tono muscular está disminuido en comparación con la vigilia y los movimientos oculares son lentos y asincrónicos. La mayor cantidad de sueño no REM en humanos se presenta en la primera mitad de la noche.




El sueño REM se caracteriza por una actividad eléctrica cerebral rápida y de bajo voltaje, y con presencia de ritmo γ. Este ritmo no puede interrumpirse con la estimulación auditiva que lo interrumpe en la vigilia. La presencia de respuesta a potenciales provocados a lo largo del ciclo sueño-vigilia, así como
la actividad unitaria a lo largo del sistema auditivo durante el sueño, indican que el sistema talamocortical es sensible a la entrada sensorial. Sin embargo, como se señaló anteriormente, el estímulo auditivo que interrumpe el ritmo γ durante la vigilia, no lo hace durante el sueño REM, lo que indica que la entrada sensoria se selecciona en el tálamo durante el sueño REM de una manera diferente a como sucede durante la vigilia. Huelga decir que estos estímulos auditivos no interrumpen la fase de sueño REM como tal.

Hay ausencia de tono muscular y presencia de movimientos oculares rápidos. La mayor parte del sueño REM se presenta en la segunda mitad de la noche y se ha relacionado con las ensoñaciones en el humano.

El sueño, biológicamente, no es una falta total de actividad, sino que se puede considerar como un estado biológico concreto, un estado conductual, según se viene diciendo desde los años ochenta del pasado siglo. En el sueño se precisa de un ambiente y una postura adecuados, que son variables en distintas especies: hay animales que pueden dormir de pie, y otros que pueden hacerlo con los ojos abiertos. En contraposición al coma, el estado de sueño es reversible en respuesta a estímulos adecuados y genera cambios electroencefalográficos que lo distinguen del estado de vigilia. La disminución en la motricidad de la musculatura esquelética y en el umbral de reactividad a estímulos son otras dos características de este estado.

El sueño es periódico y en general espontáneo, y se acompaña en el hombre de una pérdida de la conciencia vigil. Sinembargo, aun cuando el hombre tenga sueño, puede, voluntariamente, no dormir.

El sueño tiene distintos grados de profundidad, y se presentan modificaciones fisiológicas concretas en cada una de las etapas del mismo. Para el estudio de los cambios funcionales que se dan durante el sueño se atiende a unas variables que se denominan indicadores del sueño: el electroencefalograma (EEG), los movimientos oculares y el tono muscular (la polisomnografía es el registro de los tres indicadores).



Etapas del sueño: Aspectos anatómicos blogales.

Según estos indicadores, se distinguen varias etapas en el sueño:
La etapa I: De somnolencia o adormecimiento, en que tiene lugar la desaparición del ritmo alfa del EEG (típico del estado de vigilia), hay tono muscular y no hay movimientos oculares o, si los hay, son muy lentos.

La etapa II – III: De sueño ligero, se caracteriza por una disminución aún mayor del ritmo electroencefalográfico, con la aparición de los típicos husos de sueño y los complejos K, fenómenos de los que es responsable el núcleo reticular del tálamo; sigue existiendo tono muscular, y no hay movimientos oculares.

La etapa IV: De sueño profundo, presenta un ritmo electroencefalográfico menor, no hay movimientos oculares y el tono muscular se mantiene o puede estar muy disminuido. En la instauración de esta fase del sueño intervienen, entre otras estructuras, la corteza prefrontal y el núcleo dorsomedial del tálamo.




Estructuras cerebrales y sueño

La actividad eléctrica cerebral de las neuronas de varias estructuras cerebrales es diferente a lo largo de la vigilia, el sueño no REM y el sueño REM. Para la detección de los grupos neuronales que se activan en estos estados de vigilancia se han usado indicadores metabólicos de dicha activación. Así, mediante tomografía por emisión de positrones se ha demostrado que la actividad metabólica cerebral es mínima durante el sueño no REM, en comparación con la observada durante la vigilia, principalmente en estructuras como el tálamo, los núcleos de la base, el hipotálamo y la corteza prefrontal, parietal y temporomedial.
En esta fase, el cerebro presenta una actividad tan baja, que parece estar ‘desconectado’ del medio externo. Adicionalmente, no se presenta de forma espontánea el ritmo de 40 Hz, que se ha asociado con procesos cognitivos.




En contraste, en el sueño REM se observa una intensa actividad en el tallo cerebral, el tálamo, la corteza occipital, los lóbulos prefrontales en su parte media-basal, y el sistema límbico (amígdala, hipocampo y circunvolución del cíngulo). Por el contrario, la actividad de la corteza parietal, prefrontal dorsolateral y la del cíngulo posterior disminuye. Curiosamente, presenta 40 Hz, aunque no es reactivo a los estímulos auditivos, como en la vigilia. Durante la vigilia siempre existe una gran actividad en la corteza prefrontal, el lóbulo occipital y el lóbulo parietal (principalmente en el izquierdo), además de la corteza del cíngulo y la amígdala.




¿Cómo se reorganizan las neuronas y sus conexiones?


Si la restauración cerebral, como hemos dicho, se refiere a la restitución de las condiciones óptimas para el buen funcionamiento de las neuronas, el buen funcionamiento del cerebro depende del mantenimiento y la reorganización de sus sistemas.

El término ‘reorganizar’ se refiere a ‘organizar algo de manera distinta y de forma que resulte más eficiente’. Dicha reorganización tendría que ocurrir en las conexiones neuronales y llevarse a cabo mientras dormimos, ya que es cuando disminuimos nuestra interacción con el medio ambiente. De esta forma trabajamos
Con lo que hemos adquirido y no incluimos información de estímulos que ocurren en ese preciso instante. Por ejemplo, Krueger et al proponen la teoría de los grupos neuronales, retomando la teoría del darwinismo neuronal. Estos autores plantean que el sueño resulta del uso y mantenimiento de las sinapsis que se estimularon insuficientemente durante la vigilia, por lo que la función del sueño sería preservar una constancia en la superestructura sináptica

Trastornos


Se describen como trastornos primarios del sueño las disomnias (insomnio, hipersomnia, somnolencia diurna), las parasomnias (pesadillas, terror nocturno, sonambulismo), los trastornos relacionados con afecciones mentales, y otros trastornos no bien catalogados. También hay alteraciones del sueño secundarias a afecciones físicas -dolor, malestar, patología neurológica, disfunción tiroidea, efectos de medicamentos o de dietas, envejecimiento, ansiedad, depresión, y alteraciones ambientales. El apnea del sueño -y la somnolencia diurna asociada- tiene serios efectos en sus portadores ligándolos a diversos tipos de accidentalidad.



Criterios vigentes (DSM-IV-TR) describen el insomnio como la dificultad para conciliar o mantener el sueño o despertarse muy temprano y percibir que el sueño no ha sido reparador, alteración que ocurre al menos tres veces por semana durante un mes y acarrea efectos secundarios negativos para la persona.
Se reconoce que la calidad del sueño cumple un rol fundamental en la calidad de la vigilia, incidiendo en la salud. Las personas que sufren insomnio regularmente
aquejan fatiga, irritabilidad, inestabilidad emocional, dificultad en la atención o la concentración, problemas de memoria, y sensación de disminución de su rendimiento cotidiano. Se resume la historia de las investigaciones sobre el tema, desde el siglo XIX hasta nuestra época.

El Insomnio Familiar Grave es una enfermedad de tipo priónico y evolución fatal que fue descrita por primera vez por Lugaresi y su equipo en el año 1984, cuyo estudio permitió descubrir la importancia de tal estructura talámica para la instauración del sueño lento o profundo. Es la fase del sueño más reparadora. Hay movimientos organizados del dorso; el individuo da vueltas en la cama, cambia de postura. Esta fase dura aproximadamente un 25% del total del tiempo del sueño.



El tiempo de vigilia va aumentando con la edad, cada vez se duerme menos, y cada vez hay menos sueño REM.


Bibliografía:

Bases anatómicas del sueño Anatomical basis of sleep J. L. Velayos, F. J. Moleres, A. M. Irujo, D. Yllanes, B. Paternain


De la restauración neuronal a la reorganización de los circuitos neuronales: una aproximación a las funciones del sueño C.J. Montes-Rodríguez a, P.E. Rueda-Orozco a, E. Urteaga-Urías a, R. Aguilar-Roblero b, O. Prospero-García

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